Fuocoammare (Fuego en el mar)

SEMANA DE CINE ITALIANO 2017

Por Rubén Cusati

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Ficha técnica
Ficha Técnica   Año: 2016 Duración: 108 min. País: Italia Director: Gianfranco Rosi Guión: Gianfranco Rosi Música: Stefano Grosso Fotografía. Gianfranco Rosi Reparto: Actores no profesionales, Pietro Bartolo, Samuele Caruana, Samuele Pucillo, Mattias Cucina, Maria Costa, Maria Signorello, Francesco Mannino, Giuseppe Fragapane, Francesco Paterna. Productora: Coproducción Italia-Francia; Stemal Entertainment / 21 Unofilm / Cinecittà Luce / Rai Cinema / Les Films d’Ici / Arte France Cinéma. Género: Documental / Inmigración / Vida rural
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Sinopsis
Sinopsis: La isla de Lampedusa a 150 km de África es el lugar masivo de desembarco de inmigrantes ilegales. En los últimos años, más de 20.000 personas se han ahogado escapando de la guerra y el hambre. Samuel que vive en la isla, tiene 12 años, va a la escuela, le gusta tirar con la honda e ir de caza. Está apegado a su tierra pese a que alrededor de la pequeña isla todo está ligado al mar y a otros niños, mujeres y hombres que intentan cruzarlo.

Premios 

  • 2016: Premios Oscar: Nominado a mejor documental
  • 2016: Premios César: Nominada a Mejor documental
  • 2016: Festival de Berlín: Oso de Oro – mejor película
  • 2016: Premios del Cine Europeo: Mejor documental
  • 2016: Satellite Awards: Nominado a Mejor documental
  • 2015: Premios David di Donatello: 4 nominaciones incluyendo Mejor película y director

Lampedusa posee 5500 habitantes que viven de los cultivos, del turismo y fundamentalmente de la pesca. Es la frontera entre dos mundos, pertenece a geográficamente al continente africano (está a 150 km de África, al Sur de Sicilia) aunque, como muchas otras veces sucede por esas cuestiones del imperialismo y/o colonialismo, políticamente es italiana. Llamada el paraíso del Mediterráneo es ideal para el submarinismo y el sonorkeling.

Como es nuestra costumbre, comenzaremos con una digresión que tiene poco que ver con la estricta crítica de la película.

Así como hemos aclarado que no creemos cuando se nos vende “una historia real”, de igual manera no existe el documental puro que intentaría, según la definición, revelarnos la realidad tal cual es. El cine siempre es ficción, siempre es mentira y la imagen visual-sonora está mediada por el equipo realizador: director/a, fotógrafo/a, escenógrafo/a, actores, etc., etc. que recorta cómo quiere que veamos esa porción de realidad que nos muestra.

Una cuestión interesante es que los personajes del film “son actores no profesionales” lo que suele ocurrir en los documentales y en éste en particular. Es un tema no menor pues el actor en el cine es un peón más del tablero del film y generalmente no el más importante. Claro que el no profesional de alguna forma también está actuando pero sin la preparación y estudio que posee el profesional.

La actuación no profesional en el cine data de sus inicios no sólo en el documental sino también en las historias de ficción, basta repasar los grandes éxitos del neorrealismo italiano como Ladrones de bicicletas o Umberto D en el que el único que, probablemente, tuviera alguna formación o adiestramiento era el perro. Por ello suele definirse al cine como de director y al teatro del actor. En el teatro es casi imposible que los personajes de un guión no sean actuados por profesionales salvo en alguna que otra experiencia de vanguardia o en improvisaciones a lo Peter Brook de los últimos años basadas en su experiencia africana (hoy tiene jóvenes 92) que, por otra parte, ya implican una formación.

Lo que antecede no significa que el actor, profesional o no, no sea de extrema importancia en el cine y esta película lo demuestra con Samuele Caruana.

El film desarrolla dos documentos que apenas se rozan entre sí: la vida del pueblo de Lampedusa por un lado y “el arribo” de migrantes africanos que escapan de genocidios y guerras provocados por el Primer Mundo para vender armas y continuar el saqueo del continente. Los únicos puntos de contacto son la armada italiana que socorre a las embarcaciones a punto de hundirse y el médico del pueblo.

Los habitantes del pueblo hacen su vida normal. Pescan, cocinan, almuerzan, obsequian canciones a través de la única radio a sus seres queridos (para Anyulino que está al mare de parte de su esposa que lo quiere), recogen erizos para comer y vender, hablan de sus cosas simples y del trabajo en el mar que es tan peligroso. Todo hace foco en la familia de Samuele, un niño de 12 años que es un contrapunto tan encantador que apacigua los otros tramos que se intercalan de la otra historia que de otra forma sería imposible de soportar.

Samuele juega a la guerra con su amigo (la isla fue ocupada por los ingleses en la segunda guerra), fabrica hondas para cazar o tirar al blanco, va al médico por un ojo “perezoso” y otra vez por una agitación y se prepara para, dentro de poco, ser un hombre y salir al trabajo, el único en Lampedusa, el mar. Sin este niño la película sería insoportable por la crueldad de la otra historia.

La otra historia comienza con el pedido de socorro de embarcaciones a punto de hundirse que recibe la Armada Italiana. Al juntarse con las barcazas atestadas de personas, alivian su peso retirando muertos y enfermos y luego los conducen a la isla.

Luego de no morir en el viaje o enfermarse gravemente, los aparentemente sanos son “testeados” por hombres de la Prefectura que visten como astronautas con escafandras aislantes. Con independencia de la racionalidad del acto se intuye que no se le teme al contagio por la respiración del migrante,  o a sus mocos, o a su saliva, o a alguna erupción dérmica, el terror es a toda la persona como tal, al negro entero, un ente que se tiene en la mente europea de hoy.

Muchos de ellos son devueltos a África vía Libia y los que logran entrar a Italia sufren humillaciones y segregaciones aún peores. Ni Italia ni Europa los quieren.

En 2016 han muerto o desaparecido más de 4000 personas, un triste récord anual. Cada vez llegan menos personas pero son más los muertos.

Cualquier guionista mainstrean hubiera intentado relacionar la vida de un africano con un niño tan delicioso como Samuele pero hubiera sido una mentira de una mentira a puros golpes bajos. El propio Rosi lo ratifica y ha logrado la mejor película que se ha visto durante el año 2017.

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