Aquarius (2016)

Por Rubén Cusati

Sinopsis

Clara, una crítica musical de Recife de 65 años, vive en un edificio particular poblado de sus recuerdos, el Aquarius, sobre la Avenida Boa Viagem (postal arquitectónica y turística de Recife), que bordea el océano. Una constructora muy importante ha comprado, para realizar un emprendimiento inmobiliario, todos los departamentos del edificio, salvo el de Clara que se niega a vender el suyo y el conflicto está planteado. Ella intenta defender su posición incluso frente a sus propios hijos.

Premios

  • 2016: Festival de Cannes: Sección oficial largometrajes a concurso
  • 2016: Festival de Mar del Plata: Mejor actriz (Sonia Braga) y Premio del Público
  • 2016: Premios Independent Spirit: Nominada a mejor película extranjera
  • 2016: Festival de Valladolid – Seminci: Sección oficial
  • 2016: Festival de La Habana: Sección Oficial de largometrajes a concurso
  • 2016: Premios Fénix: Mejor dirección y actriz (Sonia Braga)

Crítica

Hace muchísimo tiempo alguien nos enseñó que la película comienza cuando el fade out de las luces de la sala nos deja a oscuras frente a la pantalla y acaba cuando se prenden. De manera que lo primero que me dejó perplejo fue leer como una de sus fuentes de financiación fue el grupo O´Globo, uno de los multimedios que impulsó el golpe parlamentario en Brasil. Mi perplejidad se explica por la presentación en el Festival de Cannes de todo el elenco contra precisamente ese golpe. Así ocurre en nuestras democracias en donde senadores, diputados o simplemente funcionarios públicos de gobiernos populares son personas de mucho dinero o peor aún sindicalistas que son  empresarios. Como la película se presentaba como de resistencia ante los atropellos del dinero al ser financiada por el mayor multimedio de Brasil nos hizo agudizar nuestra visión más escéptica acerca del resultado.

En los créditos finales reconocimos, además, varios nombres como el Coproductor Walter Salles y el Productor asociado Carlos Diegues, ambos quizás de los más conocidos del cine brasileño. Salles, hijo del dueño de Unibanco, obtuvo 39 premios internacionales y entre los más prestigiosos la nominación al Oscar como mejor película extranjera y el Oso de Oro en Berlín por la recordada Estación Central. Diegues, por su parte, es cofundador del movimiento Cinema Novo que intenta la realización de un cine auténticamente brasileño con una gran identificación con su propia historia. La influencia de ambos se nota: Salles por la capacidad de la película en llegar a una gran cantidad de público dado que se trata de un filme clásico y “fácil”; Diegues porque la película transmite ingredientes básicos de la cultura brasileña: la música, el baile, la arquitectura, la alegría, su carácter familiar, las playas, la división de clases, su encono hacia USA, el deseo sexual de exportación y hasta la pornografía, etc.

La arquitectura de la Av. Boa Viagem es postal y símbolo de la resistencia contra la especulación inmobiliaria. El edificio usado para la filmación fue construido en 1952 y posee 18 departamentos en PB y 2 pisos. Si bien es antiguo y con problemas eléctricos o filtraciones, es acogedor, está frente al mar y hace sentir como que se está viviendo en una casa. La mayoría de los propietarios no vive en él y lo alquila en temporada pero los propietarios que sí viven no lo cambian por ninguno.

Además de que los emprendimientos inmobiliarios (33 pisos en lugar de 2 fue un proyecto real que no está en la película) borran la memoria afectiva de los que moran en esos departamentos (el mueble que Clara mantiene de la tía Lucía que a su vez lo mantenía de …) existe un tema urbanístico que no se tiene en cuenta con el afán de los negocios en las ciudades latinoamericanas que no preservan su patrimonio histórico, su estilo. Existen ciudades extendidas en el espacio (caso Los Ángeles) que abarcan grandes extensiones y son de casas bajas, son las ciudades “difusas”, las hay en cambio  aquellas que ocupan un territorio reducido y se caracterizan por edificios elevados, son las “compactas”. Cada una tiene sus ventajas y desventajas, ahora bien, si no se hace un planeamiento estatal de ellas se mezclan los conceptos, las ventajas y desventajas y las compactas y difusas se transforman en “confusas”. Es lo que sucede debido a la avidez de dinero en el tema de esta película para desdicha de quienes habitan la ciudad. Sin embargo este tema colectivo y social tan importante no se desarrolla en la película que se centra en lo individual de Doña Clara.

En la foto se ve el edificio que se busca demoler en la película para construir otro según la lógica de las órdenes del mercado.

La  estrategia narrativa de la historia está diseñada para llegar a una mayor cantidad de público posible y puede trasladarse a cualquier mega ciudad. Clara (Braga) es una profesional de clase media alta y progresista que vive en la zona rica de la ciudad separada de lo pobre por un simple desagüe cloacal.

Clara, promediando los 60 años, vive sola en el inmueble, ya que el resto de las unidades han sido compradas por una empresa con la intención de demolerlas. Ese es el punto de partida de la encarnizada lucha de la protagonista: su resistencia a la venta, a pesar de una más que interesante propuesta económica, primero, y los cada vez más agresivos mecanismos disuasivos que los nuevos dueños del lugar están dispuestos a utilizar para sacársela de encima. La influencia de Diegues se nota en la descripción de la vida cotidiana de Clara, en los detalles de la amistad con un grupo de mujeres de su misma edad (tendrás amigos, tendrás amor, tendrás amigos…) y del contacto permanente con la gente del barrio, en la conflictiva relación con los hijos, en su pertinaz lucidez. Y en el deseo latente de toda mujer.

La empresa ha invertido mucho dinero en el emprendimiento y es muy poderosa y deshumanizada, Clara no quiere vender para proteger la memoria y fundamentalmente “su memoria”. Este es uno de los problemas del tratamiento del guión pues en ningún momento se describe el problema de lo “colectivo” y prima solamente lo “individual” de Doña Clara que en solitario lleva adelante su lucha.

Otro de los problemas graves es que los malos (empresa) son muy malos y Clara es buena, muy buena, sin defectos, exagerando su marcación actoral que la hace aparecer como en un escalón ético por encima de los demás personajes que son esquemáticos y con escaso relieve lo cual también puede observarse en los créditos de la película en los que se la indica de una forma excluyente. La presencia de Sonia Braga durante 2 horas y media es abrumadora pues el relato es omnipresente en el personaje de Clara por lo que ella está en todos los minutos del filme y cansa un poco debido a la extensión y a la morosidad de la narración.

La banda sonora acumula nada menos que 27 canciones y técnicamente la imagen es impecable así como el manejo del tiempo cinematográfico y la “venta” turística del Brasil tan característica de las telenovelas brasileñas en las que se afincó la Braga luego de su exitosísima Doña Flor: “Me gusta mucho la televisión porque la gente no tiene mucho tiempo ni dinero para ir al cine (…). No hay que infravalorar a la gente sencilla, son muy sofisticados e inteligentes en Brasil. Pero si van a ver una película, destrozan el presupuesto del mes”.

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Ficha técnica
Duración: 145 minutos Origen: Brasil Año: 2016 Dirección y guión: Kleber Mendonça Filho Montaje: Eduardo Serrano Fotografía: Pedro Sotero, Fabricio Tadeu Intérpretes: Sonia Braga Jeff Rosick Irandhir Santos Maeve Jinkings Julia Bernat Carla Ribas Fernando Teixeira Rubens Santos Humberto Carrão
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