Día mundial del celíaco

La celiaquía (EC) es la intolerancia permanente al gluten, conjunto de proteínas presentes en el trigo, avena, cebada y centeno (TACC) y productos derivados de estos cuatro cereales. Pueden padecerla tanto niños como adultos. La incidencia (2×1) es mayor en mujeres, que en varones. La Celiaquía se presenta en personas que tienen predisposición genética.

Se estima que en Argentina 1 ó 2 de cada 100 habitantes pueden ser celíacos siendo esa proporción similar en todos los países y razas

Esa intolerancia produce una lesión característica de la mucosa intestinal provocando una atrofia de las vellosidades del intestino delgado (yeyuno) causada por la exposición a la gliadina, una proteína vegetal, que disminuye la absorción de nutrientes (proteínas, grasas, hidratos de carbono, sales minerales y vitaminas). Este fenómeno produce el clásico cuadro de mala absorción. Esa atrofia se normaliza cuando se inicia la dieta sin TACC.

La celiaquía es una condición autoinmune y, a veces, asintomática durante mucho tiempo. En ella, el sistema inmunitario de defensa ataca y destruye por error a los propios órganos y tejidos corporales pues reconoce como “extraño” o no perteneciente al organismo, al gluten, y produce anticuerpos o “defensas” contra él. Estos anticuerpos provocarían la lesión del intestino con destrucción o atrofia de su mucosa (capa interior del intestino), alterando la absorción de los alimentos. O sea que no es una enfermedad del aparato digestivo sino que es sistémica y puede atacar cualquier órgano-

Se manifiesta a través de diferentes síntomas y signos, según la edad:

En niños: suele presentarse “diarrea crónica” (síndrome de mala absorción), vómitos reiterados, marcada distensión abdominal, falta de masa muscular, pérdida de peso, retraso del crecimiento, escasa estatura, cabello y piel secos, descalcificación, inapetencia, mal carácter o irritabilidad, alteraciones en el esmalte dental, dislexia, hiperactividad etc. También se ha descrito su asociación con trastornos de índole psiquiátrica, como el autismo y algunos casos de esquizofrenia.

En adolescentes: dolor abdominal, falta de ánimo, rechazo al deporte, retraso en el ciclo menstrual y frecuentemente baja talla comparativa con los hermanos o de lo esperado por la altura de sus padres, retraso puberal, estreñimiento, queilitis angular, aftas recurrentes, anemia ferropénica, cefaleas, etc.

En adultos: osteoporosis, fracturas, artritis, diarreas, estreñimiento, desnutrición, abortos espontáneos, hijos recién nacidos con bajo peso, impotencia, infertilidad, pérdida de peso, anemia ferropénica, caída del cabello, colon irritable, menopausia precoz, astenia, depresión, epilepsia, neuropatías periféricas, cáncer digestivo, etc.

Existen enfermedades asociadas o autoinmunes, que suelen preceder al diagnóstico de la celiaquía o manifestarse simultáneamente como: Dermatitis herpetiforme, Síndrome de Down, Déficit selectivo de IgA, Diabetes, Tiroiditis autoinmunes, Síndrome de Sjögren, Artritis reumatoidea, Psoriasis, Vitiligo, Alopecia areata, Lupus eritematoso sistémico, Enfermedad de Addison, etc. Así, a la enfermedad celíaca se la conoce como “la gran imitadora” o “la enfermedad de las múltiples caras”. Las lesiones que la enfermedad celíaca provoca en el intestino delgado de un celíaco no se limitan, además, sólo a la presencia de atrofia de las vellosidades intestinales.

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Síntomas

El diagnóstico se realiza mediante la detección de anticuerpos (antígenos) en análisis de sangre y, fundamentalmente, mediante una biopsia intestinal.

El único tratamiento es una dieta estricta y de por vida Sin TACC (sin trigo, avena, cebada y centeno) que lleva a una normalización clínica y funcional pero jamás se debe comenzar la dieta sin previa biopsia que la justifique. Sin embargo, no existe ninguna prueba que por sí sola sea capaz de diagnosticar la enfermedad celíaca de manera concluyente o, por el contrario, excluirla definitivamente.

Recién circa 1960 y años posteriores con el descubrimiento de los antígenos se avanzó en el descubrimiento de la relación de determinados síntomas (dermatitis) con la EC. En 2011, surge nueva definición de intolerancia al gluten, con normalidad de anticuerpos específicos en sangre. Es una de las enfermedades con base genética bien conocida y muy difícil de diagnosticar.

Entre otros factores que pueden desempeñar un cierto papel en el desencadenamiento de la celiaquía, están la lactancia materna que en general retrasa (aunque no previene) la aparición de la enfermedad, la edad de introducción de los alimentos con gluten en la dieta del bebé (parece conveniente retrasar hasta después del año su ingesta de gluten), ciertas infecciones intestinales o los viajes a países tropicales, así como algunas intervenciones quirúrgicas abdominales en el adulto.

El celíaco no es un enfermo, sino una persona con una condición determinada, es casi un “modo de ser” siempre que se detecte su intolerancia al gluten de manera temprana y se siga una dieta estricta. Con una dieta correcta, segura y permanente, el celíaco, puede alcanzar los niveles nutricionales que había perdido y lograr con ello su total desarrollo físico y neurológico. Novan Djokovic es un ejemplo.

Es aconsejable que la dieta del celíaco incluya además, alimentos naturales como: leche, carnes, pescados, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres y cereales sin gluten (arroz y maíz) pero teniendo cuidado con los productos industrializados ya que pueden contener gluten en su composición.

Hay celíacos o sensibles al gluten que pueden tener también intolerancia asociada a la proteína de la leche e incluso a la horceína del maíz, en cuyo caso deben suprimir su consumo

La ingestión de pequeñas cantidades de gluten, de manera continuada, puede causar trastornos importantes a nivel intestinal, incluso sin presentar síntomas.

Un gran porcentaje de pacientes (75%) están sin diagnosticar por no presentar los síntomas clásicos y en otros casos por estar en estado latente. subclínico o potencial (predisposición genética). No existen tratamientos farmacológicos para poder combatirla, por lo que no cabe la posibilidad de interrumpir ni suspender la dieta bajo ningún concepto.

Los cuadros de diarrea crónica, con distensión abdominal, pérdida de peso y retraso de crecimiento, constituyen la denominada “forma clásica” o “tríada” característica de la enfermedad. Pero también se presenta con relativa frecuencia con múltiples síntomas variados extra intestinales, o sea que las formas de presentación son muy variadas y menos características, otro de los motivos de su difícil diagnóstico.

La sintomatología de la EC podría compararse gráficamente como un “iceberg”, en el que la parte visible y clínicamente manifiesta corresponde a las denominadas “formas clásicas”, que predominan en la temprana infancia. Los errores más frecuentes radican en la dificultad de la identificación y diagnóstico de la enfermedad celíaca ante presentaciones no clásicas, que son las más frecuentes, en las que la afectación digestiva es menor y/o intermitente y abundan las manifestaciones extra-digestivas, con serología negativa (ausencia de anticuerpos en sangre) y con biopsias duodenales que presentan cambios mínimos, sin atrofia vellositaria. El diagnóstico resulta mucho más sencillo en niños pequeños y es bastante más complicado en niños mayores de 2 años, por la frecuente negatividad de los marcadores serológicos.

Es difícil relacionar con la ingesta de gluten la aparición de los diversos y variados síntomas digestivos y extra-digestivos que presenta EC porque el gluten ejerce un efecto anestésico sobre el tubo digestivo, adormeciendo y ocultando sus reacciones naturales. En ocasiones sucede que se pueden notar las intolerancias a otros alimentos (la más típica a la lactosa) pero pasan inadvertidas las reacciones al ingerir el gluten.

La EC puede aparecer a cualquier edad y está subestimada e infra diagnosticada en un 85 % de los casos debido a su escaso conocimiento entre los médicos pese a los avances realizados en los últimos años en la identificación de las múltiples manifestaciones de la EC. La media estimada de tiempo que transcurre desde el comienzo de aparición de los síntomas hasta que el paciente consigue el diagnóstico, es de unos 20 años. Es importante que el paciente conozca ello para que pueda participar en forma activa para conseguir mejor calidad de vida, El aumento de la capacidad de las personas para comprender y participar en su atención médica es una prioridad internacional.

El retraso del crecimiento es totalmente irrecuperable en un celíaco si no se instaura una dieta sin gluten durante el período de desarrollo. Por el contrario, el desarrollo se normaliza cuando la enfermedad celíaca es detectada y tratada tempranamente, y con esto se consigue que el niño llegue a alcanzar la talla marcada por su genética. Ante la duda, a veces en niños mayores y adultos, lo mejor es hacer una completa retirada del gluten mantenida un año para observar si la sintomatología remite. Igual la diagnosis no es simple en muchos casos.

Los productos etiquetados «sin gluten» son en países pobres, mientras que en los desarrollados los gobiernos subvencionan parcialmente la adquisición de dichos productos sin gluten. El símbolo de la espiga barrada es el símbolo internacionalmente reconocido para los alimentos seguros.

El seguimiento continuado de la dieta sin gluten (DSG) produce una remisión clínica sostenida y hace que la esperanza de vida como el riesgo de mortalidad o de aparición de complicaciones relacionadas con la EC sean similares a los de la población general. La ingesta continuada de gluten debido al retraso diagnóstico es el factor más relacionado con el desarrollo de complicaciones. .

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