Semana de cine italiano 2017

Por Rubén Cusati

 

La Grilla de programación actualizada de la Semana de Cine Italiano 2017, incluyendo quienes serán los invitados y en qué funciones estarán presentes para dialogar con los espectadores es la que se adjunta y que comienza hoy Viernes 2 hasta el Jueves 8 de Junio.

Las entradas anticipadas se consiguen en www.villagecines.com y en las boleterías de Village Cines del Recoleta Mall (Vicente López 2050, CABA).

Todas las películas se proyectarán en su idioma original con subtítulos en español. Es una buena oportunidad, quizás la única, para conocer la actualidad del cine italiano pues es difícil que los filmes,  salvo alguna excepción, tengan estreno comercial en la Argentina.

Desde la página de nuestra Obra Social comentaremos gran parte de ellas y la primera crítica será por respeto y admiración a la reciente realización del último grande del cine italiano, de extensa filmografía que comenzara con la excelente I pugni in tasca (Los puños en los bolsillos) de 1965 y continuará con grandes películas como Nel nome del padre, Salto nel vuoto, Vincere, y tantas otras.

Marco Bellocchio nació en Bobbio, pequeño pueblo de 3500 habitantes que se halla en el valle de Trebbia al que Hemingway describió como el más hermoso del mundo y es patrimonio ambiental de la UNESCO. Allí creó y dirige un Laboratorio-Festival de cine.

Fai bei sogni
Se trata de la película Fai bei sogni (Que tengas bellos sueños) cuya ficha técnica es:
  • Dirección:   Marco Bellocchio
  • Producción: Italia – Francia
  • Año: 2016
  • Duración: 134 minutos
  • Género: Drama
  • Basado en las novela de Massimo Gramellini
  • Guión: Valia Santella, Eduardo Albinati y Marco Bellocchio
  • Fotografía: Daniele Cipri
  • Montaje: Francesca Calvelli
  • Música: Carlo Crivelli
  • Intérpretes: Valerio Mastandrea, la argentina Berenice Bejo, Guido Caprine, Bárbara Ronchi, Roberto Herlitzka, Miriam Leone

Sinopsis: La madre de Massimo, un niño de 9 años en 1970, es cariñosa y tiene una relación intensa con él pero muere en forma prematura y enigmática. Massimo no logra un vínculo afectivo auténtico con su padre y la historia abarca desde su infancia hasta pasados sus 40 años (en 1999) en que la muerte del padre y su regreso a la casa familiar le hará revisar su pasado mediado por los objetos y el recuerdo de su madre que le marcó todas los acciones de su vida.

La película ha obtenido variados premios y nominaciones en los Festivales de cine más importantes.

Trailer:

Una primera digresión que no tiene que ver demasiado con la crítica. En una de las etapas de su vida, 1992, se escucha por radio un comentario de fútbol que refiere al mal juego del Torino, segundo equipo de Turín del cual Massimo es simpatizante. El relator dice que ya no puede justificarse “por lo que pasó hace 43 años”. Eso que pasó fue la tragedia de Superga en la que el avión que trasladaba al mejor equipo de Italia en aquel momento se estrelló contra un muro de contención y en el que murieron todos sus jugadores, golpe dramático para el club del cual aún hoy no pudo recuperarse. En ese mismo mes de mayo de 1949, River Plate viajó a Italia con todas sus figuras para jugar a beneficio de las víctimas lo que creó un vínculo de amistad entre ambos clubes que se mantiene hasta hoy. Una de las camisetas alternativas de Torino tiene una franja roja en agradecimiento al club argentino.

Es posible que Fai bei sogni no sea la mejor película de Bellocchio pero sólo comparada con la jerarquía imponente de su producción total. O sea es una gran película que parece algo convencional o previsible al principio pero está plagada de aciertos en el montaje con una libertad artística visceral que hace recordar montajes del cine mudo asociando imágenes, tiempos y lugares que nos llevan de a poco a la comprensión de la historia que nunca es absoluta.

Su ópera prima de hace más de medio siglo, I pugni en tasca, narra la historia de un joven que mata a su madre. Ya anciano, Bellocchio con 77 años insiste en el tema del amor/odio maternal pero desde un punto de vista diametralmente opuesto.

El amor de la madre, su ausencia, que el protagonista no puede superar está exhibida a través de varias secuencias y edades del protagonistas con los temas recurrentes de Bellocchio y del cine italiano en general como la religión, las crónicas de guerra, los fantasmas y con tenues apuntes sicológicos (recordar la sociedad que en otra época tuvo con el siquiatra M. Faggioli que influenció en muchas de sus películas), todo teñido de una melancolía nostalgiosa que no agradará a los cinéfilos fanáticos, por ejemplo, de David Linch, pero sí a los que crecieron deleitándose con las comedias dramáticas italianas de los ´70.

Una cierta previsibilidad de la historia, ante la brusca pérdida de la felicidad de la  infancia de Massimo sin haber madurado emocionalmente pues es apenas un niño, se compensa con los aciertos de montaje del maestro italiano a través de los “corsi y ricorsi” (como pensaba el filósofo napolitano Giambattista Vico) de las distintas edades que atraviesa Massimo Esa pérdida arroja al niño/adulto a la más absoluta soledad, a un exilio permanente en una vida sin futuro.

La historia viaja adelante y atrás en el tiempo y la ausencia de la madre lo oscurece todo, dejando margen para el misterio y el completamiento que debe realizar el espectador activo con su propia libre asociación pues los cortes de montaje pasan de una proyección de Nosferatu de Murnau a la guerra de Bosnia o a un salto de trampolín o a la clase de un cura sin respetar las edades del protagonista.

Así, rompe en forma constante con la cronología y con la lógica del relato clásico para entregarse a un bello y triste sueño sin que el espectador pierda comprensión de la historia. Esta forma de relato onírico que no respeta tiempos ni lugares se adecua en forma perfecta a lo que vive el protagonista, o sea que no es producto de un formalismo estético sino que deviene del contenido de la historia.

Sus otros temas siempre presentes y siempre de tanta actualidad tienen que ver con el poder y la verdad, sean políticos, sociales, familiares, en este caso esencialmente personales. Massimo transcurre su vida en un sueño apático, un feliz sueño aparente que no le permite vivir sino edípicamente hasta que pueda desentrañar el misterio que lo adormece.

Bellocchio ha filmado películas sobre fantasmas de todo tipo y en Fai bei sogni ese mundo fantasmático está representado por el personaje y amigo imaginario al que todo niño recurre para despejar sus miedos: Belphégor (el fantasma del Louvre convertido en hito televisivo francés, oh casualidad, en 1965 el año de su inicio como realizador). Empero, Belphégor no logra arrancar a Massimo de la melancolía de su orfandad.  En el final, quizás, no lo sabemos, logre despertarlo de su bello y triste sueño, una mujer, otra.

 

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