2 de Abril: Día del Trastorno del Espectro Autista
El psicoanálisis trata el autismo a partir de la singularidad del sujeto. “La palabra que es una amenaza”
El Trastorno del Espectro Autista ha sido ampliado en las taxonomías de la salud mental. Desde el punto de vista de los psicoanalistas, el autismo es una confrontación con el grado cero de la relación del sujeto con el lenguaje.
Las terapias conductuales tienen el objetivo de normalizar.
Actualmente el llamado Trastorno de Espectro Autista (TEA) abarca una amplitud tal de descripciones que ya no se sabe que es lo que nombra. El discurso de la ciencia trata de encontrar una respuesta para eliminar los síntomas y encontrar una causalidad en la anomalía de las conexiones neuronales. Las búsquedas suelen ser desconcertantes si tomamos en cuenta por un lado lo dispar de las investigaciones y por el otro la forclusión del sujeto y el desconocimiento del goce.
Agnès Aflalo, psicoanalista francesa, ha publicado un libro llamado Autisme: nouveaux spectres, nouveaux marchès (editorial Navarino) (Autismo: nuevos espectros, nuevos mercados) que muestra la evolución sorprendente de la categoría del autismo. Nos dice que en 1980 en el DSM III el autismo infantil ocupaba tres páginas y era juzgado muy raro (2 a 4 casos cada 10.000). Se lo localizaba con más frecuencia en las clases altas, pero no se ubicaba la causa. Luego es alojado en los TGD (trastornos generalizados del desarrollo) y se precisaba que éste reemplaza de ahora en más al diagnóstico de psicosis infantiles. En el DSM IV, el autismo es rebautizado Trastorno Autista (TA). Esta nueva nominación permite absorber dos diagnósticos de retraso mental y movimientos estereotipados y ocupa el doble de páginas. El autismo a su vez es nombrado como Trastornos Invasivos del Desarrollo (TED) y recibe al síndrome de Asperger, que recubre lo que la psiquiatría clásica llamaba “psicosis crónica sin déficit intelectual”. El TA se mantiene como raro porque hay 2 a 5 casos cada 10.000 personas, aunque ya no se dice mas que es de las clases altas, se ha vuelto democrático. En el año 2000, el DSM IV el TA continua creciendo, ahora ocupa 8 páginas y se dice hay 20 cada 10.000. No se sabe si este crecimiento tiene que ver diferencias metodológicas o un aumento de la enfermedad. Se le suman personalidades esquizoides, fobias sociales, otros trastornos ansiosos, trastornos compulsivos (TOC). Con el DSM V y sus numerosos espectros la situación del autismo se desarrolla aun más. El imperio del autismo se extiende en el interior y en el exterior de la categoría. Los nuevos criterios diagnósticos son reinventados y ahora se llama Trastorno del espectro autista (TEA) y es compatible con el trastorno de déficit de atención (TDAH). La asociación de estos dos trastornos permite facilitar una serie de operaciones estadísticas y nuevas prescripciones médicas. Por otro lado, las Terapias conductuales cognitivas (TCC) consideran que hay un cambio de paradigma en tanto para ellos no se trata de una enfermedad sino de una discapacidad y por lo tanto el objetivo es educar. A cualquier precio.
Desde las neurociencias no disponemos de ninguna teoría que explique cómo se puede pasar de una lesión cerebral a la “psicopatología” del autista. Todo esto más el desacuerdo generalizado sobre las causas, los modos de abordaje y tratamiento hacen que el tema de los autismos sea muy complejo.
¿Que es el autismo?
El autismo se refiere a un conjunto de síntomas que impiden o dificultan seriamente el proceso de entrada de un niño en el lenguaje, la comunicación y el vínculo social, se diagnostica entre los pocos meses de vida y los dos años. El sujeto autista presenta una ruptura brutal. El “congelamiento” que se produce se debe siempre a múltiples factores, muchos de los cuales no conocemos todavía. Tampoco los conocen las investigaciones científicas actuales. Pero lo que si sabemos es que el autismo nos confronta al grado cero de la relación del sujeto con el lenguaje y la palabra. Se trata de una palabra que provoca terror, que es una impronta sobre el cuerpo imposible de borrar. Esta es una zona terrible porque los sujetos para tratar de estabilizar la agitación que produce este terror, a veces intentan extraer algo del cuerpo, llegando a la automutilación.
El psicoanálisis trata entonces el sufrimiento del sujeto dejando de lado las diferentes discusiones. Considera que es necesario recibir, alojar la manera aunque sea bizarra que el sujeto tiene de dirigirse al otro y no sólo centrar las cosas en educarlo. El hecho de recibir dócilmente la demanda produce efectos benéficos.
Se ha insistido en que el psicoanálisis culpabiliza a los padres, pero no es el psicoanálisis que culpabiliza, sino su psicologización que instala un ideal de padres y madres y tipifica las fallas. Por el contrario, proscribe toda culpabilización y le ofrece a quien quiera saber sobre sus vicisitudes, encontrar la manera de cómo hacer con eso, de cómo inventar una respuesta singular, introduce el respeto y la dignidad del sujeto. Los dispositivos diversos y variados son diferentes maneras de aceptar lo que el niño ha inventado para tratar lo insoportable del Uno de la lengua sobre el cuerpo, sabiendo que se puede intentar una nueva alianza, un uso diferente que alivie el sufrimiento y permita una vida más agradable.
Los tratamientos psicoanalíticos de las psicosis y de los autismos se fundan en el hecho fundamental de que el sujeto se dirige al otro y busca establecer un diálogo, aunque no sea el diálogo corriente. Sigmund Freud y Jacques Lacan han mostrado que el ser humano es un ser que habla, que su ser de lenguaje es lo que hace posible la subjetividad y es lo que lo diferencia de los demás seres vivos, sobre todo de las ratas y los monos. Y que el lenguaje no es solamente signos de un código, sino que para cada uno las palabras están anudadas a acontecimientos de su historia que le dan un sentido particular, cargados de afectos y que dejan marcas indelebles, que permiten o impiden el lazo social.
Porque el psicoanálisis lo entiende así, el tratamiento del autismo no se puede reducir a un adiestramiento de la conducta para eliminar las conductas bizarras o a modelos de comunicación.
Por Marcela Errecondo*
*Psicoanalista. Dirección EOL Rosario.
Fuente: Página 12/ROSARIO.