Bob Dylan: Premio Nobel de Literatura 2016
Sin duda, es el premio más polémico, sorpresivo y desconcertante de los últimos años. La Academia Sueca tomó una decisión audaz. Otorgó el Premio Nobel de Literatura a una estrella de rock: Bob Dylan. Si bien no es la primera vez que el artista fue nominado a esta notable distinción, nunca fue considerado un serio aspirante. La noticia rompió con todos los pronósticos, generando festejos y enojos, alegría de los fans y críticas de los literatos, con las excepciones del caso.
Como no podía ser de otra manera y para darle más condimento al asunto, la Academia Sueca estuvo intentando comunicarse con Dylan para entregarle el premio, pero el artista no acusó recibo. Ante esta situación surgen un sinnúmero de interrogantes: ¿Quién es realmente Bob Dylan? ¿Porqué lo eligieron habiendo tantos escritores magníficos? ¿Cuánto de política hay en la decisión? ¿Qué cualidades literarias se pueden encontrar en la obra del artista? ¿Porqué Dylan no hizo declaraciones? ¿Un gesto de rebeldía?
Dylan Nació en Minnesota (EEUU) hace 75 años bajo el nombre de Robert Allen Zimmerman. Perteneció a una generación que creció escuchando radio, cuando todavía no existía la televisión. Joven rebelde, referente de una época difícil: la guerra de Vietnam y el racismo. Sus canciones fueron el arma de lucha de los perdedores, los pobres, los olvidados. Fue un artista comprometido con su tiempo, el profeta de los jóvenes de la década del sesenta, un claro representante de la cultura popular de la resistencia.
Con una prolífera carrera de más de medio siglo, Dylan hace una contribución a la sociedad: un aporte poético a partir de su música por las causas justas y los derechos civiles, ubicándose como un ícono de la cultura popular norteamericana. Dylan es más que un músico, un poeta, un creador, un verdadero trovador. Alguien que recogió el espíritu de una generación y los volcó en sus canciones, transformándolas en himnos de lucha contra la injusticia, la guerra y el racismo.
Dylan es un artista hermético, austero, profundo, siempre rehuyendo de las etiquetas, cuando le decían “profeta de los jóvenes”, él respondía que no era profeta de nadie, sólo profeta de él. Este promotor de la poesía, incursionó en diversos géneros de la música: el folk, el country, el blues y el rock, transformándose en el músico del pueblo y el espejo de grandes estrellas como Los Beatles, Rolling Stone o Bruce Springsteen. Sus letras hablan de los temas esenciales de la vida, la paz, la libertad, la religión, el amor. Su canción más emblemática “Blowin in the wind” (Soplando en el viento) fue el himno de las mayorías, la voz de los sin voz, de los olvidados, de los invisibilizados de la sociedad de consumo.
La intencionalidad política de los premios nobel es otro motivo de análisis. La negación de la Academia Sueca de otorgar el máximo galardón al escritor argentino Jorge Luis Borges pudo haber sido influenciada por una cuestión política: haber recibido el título Doctor Honoris Causa de la Universidad de Chile en manos de un genocida.
A la hora de cuestionar, sería injusto compararlo con los conocidos y polémicos Premios Nobel de la Paz que fueran otorgados a Henry Kissinger y Barack Obama, quienes no dudaron en bombardear países. Posiblemente, el premio a Dylan, sea un llamado de atención al mundo por la crisis política que atraviesa EEUU en medio de una feroz contienda electoral, o tal vez, un poco de aire fresco a este mundo tan complejo, injusto y desigual.
Dylan no necesita de premios porque está acostumbrado a ellos: Oscar, Grammys, Doctor Honoris Causa, Golden Globe, Pulitzer y Príncipe de Asturias de las Artes, entre otros, ellos explicarían su silencio ante merecida distinción. Por supuesto que el nobel de literatura otorgado no se debe a sus dos libros escritos: Tarántula (1966) y Crónicas Volumen I (2004), sino a la poesía intrínseca en sus canciones. Por otro lado, considerando que el jurado define los requisitos para ser acreedor de semejante galardón, posiblemente, haya llegado la hora de los poetas, y para matar dos pájaros de un tiro, si es norteamericano y de raíz popular, mejor.
La Academia Sueca acostumbra a premiar la excelencia de una obra literaria, ya sea, literatura, teatro o poesía, lo de Dylan es pura poesía. Porque la poesía es el arte que se manifiesta en las palabras y la música en los sonidos. El artista norteamericano sabe conjugar estos dos aspectos y, para deleite de los oídos, crea belleza en la palabra cantada, generando, sensibilidades diversas, metáforas poéticas y gusto artístico. Dylan escribe poesía para que sea cantada -como Homero- porque la literatura no siempre tuvo un soporte en papel, al principio fue oral. Si el teatro es la poesía que sale del libro y se hace carne –como decía Federico García Lorca- la música de Dylan es la poesía que sale vibrando en el aire.
por Raúl Ávila