Blade Runner (1era parte)
Realizar una película a partir de un “guión adaptado” tiene la ventaja de trabajar con más libertad que un “guión original” permitiendo eliminar algunos detalles considerados poco importantes, e incluso, cambiar la historia. En ocasiones, este tipo de películas suele gustar a la crítica y al público y superar a la película original, un notable ejemplo es “BLADE RUNNER”. Lo primero que recomendamos es ver la película y, de ser posible, leer la novela que también es excelente.
¿Por qué elegimos “BLADE RUNNER” para adentrarnos en el tema de la adaptación? Por varios motivos:
1. Porque respeta el modelo americano
2. Porque es una adaptación que se aparta de la novela y, sin embargo, respeta su espíritu, tanto que fue aceptada por el propio autor, lo que no suele ocurrir a menudo.
3. Porque es una película que tuvo un buen éxito de público, buena crítica y, con el tiempo, se transformó en película de culto.
Su director, Ridley Scott, no es guionista y por lo tanto necesita historias, sean éstas originales o derivadas de la literatura.
Scott comenzó en 1977 adaptando, El Duelo, de J. Conrad, con presupuesto reducido: el ahorro de dinero lo lograba con abundancia de planos cortos. La historia se eligió por su relación con el western con la cuál podía atrapar al gran público. Podó el guión para lograr una comunicación más directa pues el texto es bastante más complejo. También aparece el humo de incienso que aumenta la profundidad y calidad tridimensional de la imagen y que se convertiría en marca Scott.
Su segunda película fue “ALIEN”, cuya historia es de un guión original. Las mejores partes de la película son el planteo y el desenlace, pues el desarrollo es otra versión de Los 10 indiecitos. Scott demuestra en ella que en el terror (igual que en el erotismo) menos es más y por eso en el planteo casi no muestra al bicho dejando al espectador libre de imaginar horrores más grandes de los que le es dado presenciar. La abundancia de primeros planos, además de ser baratos, aumenta la sensación de inseguridad. En el final metafórico, cuando el bicho desaparece entre las máquinas, nos dice que el verdadero monstruo es la tecnología del hombre.
Y su tercera película es “BLADE RUNNER” basada en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, del gran Philip Dick.
Al principio Scott quiso que Dick escribiera el guión. Luego se lo dio a un guionista que hizo una sátira tipo Super Agente 86 que horrorizó al novelista. Hubo controversias y el productor reescribió todo haciendo un “Marlowe” a los R. Chandler. Dick siguió horrorizado y siguieron las controversias, hasta que se lo dio a un buen guionista que, con las sugerencias de Scott, le dieron la forma que conocemos. Dick quedó encantado y se allanaron los problemas para la filmación. Poco antes del estreno y para promocionar la película, le ofrecieron U$S 400.000 a Dick para escribir la versión novelada del guión pero con la condición de retirar su novela original de circulación. Dick se negó con dignidad y reeditó su novela pero por mucho menos dinero (U$S 12.500). Un par de semanas antes del estreno, Dick murió y no pudo ver la película y tampoco hubiera tenido tiempo de gastar aquel gran dinero.
La excelente adaptación lograda sorprende porque cuanto más se aparta más permanece fiel a la novela. Algunas de las innumerables diferencias son las siguientes:
1. La novela está ambientada en 1992, en una San Francisco escasamente poblada debido a la Tercera Guerra Mundial, con polvo radioactivo que obliga a llevar protectores genitales de plomo. El protagonista es un gris funcionario casado con una depresiva que se “ayuda” con la máquina “órgano de ánimos”. Su máxima aspiración es cambiar su oveja eléctrica (mascota) por una de verdad. El guión transcurre en Los Ángeles, 2019, superpoblada, inhumana, que soporta una permanente lluvia ácida. El protagonista es un típico detective serie negra: divorciado, vive solo, escéptico, alcohólico, independiente y ex policía. La voz en off con frases cortas y mordaces imitan a D. Hammett.
2. En el guión se eliminó el suicidio de Raquel (que se queda con el protagonista), se limitó la vida de los androides a 4 años por lo cual, a diferencia de la novela, ellos vuelven a la tierra con un objetivo concreto: averiguar cuánto tiempo van a vivir y cómo pueden prolongar su vida.
En la novela también se sabe pronto (Capítulo 5, el total son 22) que Raquel es una androide, pero su actuación se limita a matarle la cabra valiosísima que Rick había comprado a plazos con las ganancias de su misión y luego suicidarse.
3. En la novela se le ordena matar a 6, en el guión sólo a 4 pues siempre debe ser más sencillo porque se trata de un arte de masas y un hecho industrial. Aparece un policía ruso (recordar la época en que fue escrita la novela) que es asesinado por Luba, una androide.
También aparece otro cazador, Phill, que es quien mata a Luba por la que se sentía atraído sexualmente. Luego duda de sí mismo y Rick le hace el test para averiguar si es un androide. Como se ve, permanentemente se encuentra difuso el límite androide-humano que es lo que rescata el guión aunque desprendiéndose de la línea argumental.
4. El guión tiene mejor desenlace y es totalmente distinto al de la novela. Primero el jefe androide con su creador y luego con el detective.
5. En el guión aparece la necesidad de los androides de recuerdos, fotografías, que le permiten fingir que son humanos porque tienen una familia y un pasado (fingen incluso ante sí mismos). Ello le da a la película gran fuerza poética y riqueza de significados, que la hace trascender el género o mezcla de géneros.
6. Se quitó el “mercerismo” que en la novela era una religión telepática fraudulenta con partes complejas y confusas.
7. Se mejora notablemente el personaje de Sebastián (Isidore en la novela) que pasa de ser un tontuelo a ser un ingeniero genético con envejecimiento prematuro, problema que lo identifica con los androides.
Leonardo Pelliza