Día de la Enfermera Argentina
El 21 de noviembre se conmemora en el país el día de la enfermera, por tal motivo, vale un merecido reconocimiento a todas las enfermeras argentinas y un homenaje a la Dra. Cecilia Grierson, quien fuera la primera médica argentina y fundadora de la primera Escuela de Enfermeras de Sudamérica.
Cecilia Grierson nació en Buenos Aires el 22 de noviembre de 1859, era la hija mayor de cinco hermanos, por cuestiones laborales de su padre -arrendador de campos- se radicaron primero en Uruguay y después en Entre Ríos, por los mismos motivos.
Provenía de una familia pionera de inmigrantes irlandeses, llegados al país en 1825, posiblemente huyendo de hambrunas y persecuciones políticos-religiosas de la Corona Británica. Su madre era maestra -Juana Duffy- y juntas libraron a muchísimos campesinos del analfabetismo más absoluto y de oprobiosas enfermedades de la pobreza.
En 1882, después de aprobar Lengua Latina y hacer engorrosos trámites, logró entrar a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires, pero no pudo rendir exámenes hasta que cumplió los cuatro niveles de Latín que le faltaban. En 1885 fue ayudante alumna de Histología Patológica, Micrografía y practicante de vacuna; en 1886, sin recibirse todavía, fue una de las principales en la lucha contra la epidemia de cólera en el Hospital Muñiz y fundó en el Círculo Médico la primera Escuela de Enfermeras de Sudamérica. En 1889 se recibió de médica cirujana, la primera en la Argentina con la tesis: Histero-ovariotomías en Hospital Rivadavia 1883-89 (defendida ante el doctor González Catán).
En 1892 fundó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios y publicó “Primeros auxilios en caso de accidentes y prevención en enfermedades infecciosas” y “Guía de la enfermera”.
Publicó en 1897 el libro “Masaje práctico” (récord de venta con 20 mil ejemplares) a beneficio de la Asociación de Enfermeras y Masajistas, que ella misma constituyó.
En 1899 fue la representante de la Argentina en el Consejo Internacional de Mujeres, en Londres, donde la nombraron vicepresidenta y adquirió el compromiso (que cumplió con creces) de formar en nuestro país el Consejo Nacional de Mujeres.
Logró en 1903 incorporar en la Facultad de Medicina el estudio de la kinesiología. Estableció un consultorio-escuela psicopedagógica introduciendo el método hipnopedagógico. Fue profesora de Ciencias en el Liceo de Señoritas y creó las cátedras de Puericultura y Primeros Auxilios, entre muchas otras cosas más. “Sus deberes la entretuvieron lo suficiente como para alejarla del matrimonio”, dice una biografía.
En 1910, asistió a la conferencia del profesor Altamira, que exponía sobre los riesgos del trabajo abusivo, en tal circunstancia el emérito expresó: “Es un error, un atentado contra sí mismo, una inmoralidad, el trabajar con exceso”. Ante esa frase, Grierson retrucó: “Confieso que desde este punto de vista he sido altamente inmoral”.
Cecilia Grierson hizo muchas cosas, pero lo que más emociona es lo que batalló por su género y los temas sociales, se adelantó 100 años a su época. En la Ciudad de Buenos Aires la Escuela Superior de Enfermería lleva su nombre, como así también, muchas calles de ciudades argentinas. Falleció el 10 de abril de 1934.
Enfermería, una vocación
Si hay un lugar desde el cual una persona puede demostrar su amor por el prójimo es en la enfermería. La enfermería es una vocación, una profesión al servicio de la comunidad. Una enfermera está preparada para prestar servicios de prevención de enfermedades, cuidados de pacientes y recuperación de la salud. Su capacitación está orientada tanto a lo asistencial como al ámbito administrativo, docente e investigación.
Según Henderson: “la asistencia de un individuo sano o enfermo en actividades que contribuyen a la salud o recuperación, que esa persona realizaría si tuviese fuerza, voluntad o conocimiento para ello”. Esto hace referencia a la Enfermería como profesión y también como la ciencia que concentra su actividad en facilitar la salud de las personas.
La práctica de la enfermería ayuda a las personas a utilizar sus propios recursos para alcanzar niveles más altos de conciencia. La enfermera es un actor, es alguien que interviene y actúa para aminorar el desorden emocional, que conlleva a los factores de estrés por los que pasa el paciente; o para mitigar su efecto.
La vocación, el sentimiento de protección y la calidez humana hace que nos preguntemos: ¿qué sería de un hospital, un sanatorio o una guardia médica sin la presencia y el aporte de las enfermeras?
Los médicos son necesarios, pero no se concibe la actividad sin la asistencia de las enfermeras en el equipo profesional de la salud. Las enfermeras también trabajan para ayudar a prevenir enfermedades, para educar al público sobre asuntos de la salud, para mejorar la salud pública y para apoyar a pacientes enfermos, tanto física, como mentalmente.
El trabajo de la enfermera va mucho más allá de la atención de pacientes, brindando cuidado y esperanza, dado que, los profesionales de la enfermería acompañan a las personas en momentos especiales y delicados de su vida, como nacer, crecer, desarrollarse, reproducirse, sentir sufrimiento físico y emocional, y el difícil momento de morir.
Las buenas prácticas del cuidado a los pacientes resultan fundamentales para aliviar las respuestas humanas ante estas situaciones, constituyéndose como una práctica privilegiada dentro de la ciencia de la salud. Cuidar, acompañar y apoyar, es ayudar a vivir.
La enfermería lograda con profesionalismo, responsabilidad y compromiso es una de las tareas más gratificantes. La enfermera brinda cuidado y calidez a los pacientes, y éstos devuelven afecto, gratitud y reconocimiento, cuestiones que no tienen precio en esta sociedad. La relación humana que se produce en el trato con el paciente contribuye a encontrarle un sentido distinto a la vida, a vivir de otra manera, más plena, más humana.
En este día especial vale el reconocimiento a todas las enfermeras argentinas por su labor en la actividad de la salud, porque es un oficio difícil que no es para cualquiera, exige sacrificio, constancia y amor por el prójimo. Sin enfermería, el mundo no sería igual.
Instr. María Beatriz Alvariño