“El Globo Rojo” de Albert Lamorisse
El Globo Rojo cuyo título original es “Le Ballon Rouge” es un mediometraje de 34 minutos producido por el director francés Albert Lamorisse en 1956, el que le valió el premio Oscar al mejor guión original y Palma de Oro en el festival de Cannes. Fue rodada en un barrio pintoresco de París llamado Ménilmontant.
Una historia de amistad
Pascal encuentra un globo rojo en la calle y desde ese momento se genera una amistad sin límites. El globo rojo tiene vida propia y lo sigue a todas partes, es más que una mascota, es su amigo inseparable, pero su presencia le trae problemas. El globo no tiene cabida en los ámbitos que frecuenta el chico: la escuela, el tranvía, la iglesia, ni siquiera en su casa. La sociedad pareciera tenerle temor y lo rechaza, eso no impide que Pascal enfrente la realidad con tenacidad y perseverancia para salirse con las suyas y no abandonar a su amigo, a pesar de los sermones y castigos de los adultos.
En tan pocos minutos hay secuencias memorables como cuando la pandilla de chicos persiguea Pascal a través de las angostas callejuelas del laberinto parisino para destruir al globo. En el final, la lucha desigual termina y el círculo rojo cae a los pies de su amigo pero, de pronto, aparece toda la fuerza poética y emotiva cuya magia cinematográfica eleva a Pascal por sobre la triste realidad de los techos franceses.
El protagonismo de los colores
El escenario de la filmación muestra la belleza del barrio a través de los edificios, calles adoquinadas y escaleras y al mismo tiempo la tristeza que le imprime la tonalidad grisácea del ambiente urbano y el deterioro de algunas edificaciones. Pascal es un niño triste y su ropa gris pareciera acompañar esa tristeza. El globo rojo aparece para romper con este esquema y traer color y alegría. En cada plano con fondo gris y calles adoquinadas irrumpe con autoridad el círculo rojo.
El color rojo -vida, fuerza, valentía- juega un papel importante en la película. Las localizaciones, oscuras y grisáceas, ayudan a que el rojo palpitante del globo se destaque. El color desafinado con respecto al ambiente hace que el rechazo que sufre el globo cobre mayor valor, es como si el globo y los niños fueran los únicos seres llenos de vida.
El color es utilizado también para imprimir un toque de nacionalismo a través de la escena del encuentro entre el chico y el globo rojo con una niña de vestido blanco -hermana de Pascal en la vida real- y un globo azul, logrando la conjunción de los tres colores para hacer alusión a la bandera francesa.
Los planos
Se destacan los encuadres amplios, con una gran profundidad de campo, planos largos donde las diagonales de la París de los años cincuenta juegan un papel importante en la composición. Sólo en pocas ocasiones se acerca la cámara hasta primeros planos para encuadrar las reacciones de Pascal. Su mirada desconcertante pero al mismo tiempo impasible traspasa los límites de la pantalla. La secuencia en la que el globo rojo persigue al tranvía es también notable.
Los sentidos de la historia
Por tratarse de una historia simple provoca en el espectador la necesidad de buscar significados ocultos en el relato.
El globo es el símbolo de una utopía, demuestra solidaridad y bondad. Es un objeto inanimado que hace dudar de la realidad y recuerda a la propia niñez, porque los globos son juguetes mágicos para los niños y niñas, símbolos de fiesta y de libertad.
Los temas que trata la película son la soledad, la amistad, la fantasía, la ternura pero también la insensibilidad, la envidia y la violencia gratuita. Los adultos no salen bien parados, se mueven entre la severidad, la crueldad y lo que es aún peor, el ridículo. En todo caso, carentes de comprensión y sin una comunicación fluida. Los valores de la amistad verdadera están resaltados en Pascal aceptando al globo tal como es, independientemente de las convenciones sociales.
Un enfoque político-filosófico permite encontrar en la obra la presencia de los Aparatos Ideológicos del Estado propuestos por Louis Althusser -escuela, iglesia y familia- siendo las instituciones encargadas de disciplinar y poner freno a las ambiciones del chico para someterlo al orden imperante de la sociedad cuyo objetivo -no es ni más ni menos- la sumisión a la ideología de la clase dominante que garantice el funcionamiento del sistema de producción capitalista.
Otras interpretaciones más arriesgadas todavía la relacionan con la historia de Cristo, en especial por el tema de la muerte y resurrección. Por un lado, hay personas que no pueden evitar sentirse maravilladas por la existencia de un globo con características casi humanas, mientras otras son incapaces de reconocer el milagro que significa este peculiar globo, e instintivamente buscan poseerlo o destruirlo.
Al cumplirse 60 años de su filmación, el globo rojo mantiene su vigencia tanto para grandes como para pequeños. Su estética, su expresividad, la ternura y la fantasía son todavía vivas y nos cautivan. Es un referente indiscutible de un cine austero, sensible, artístico, hecho más con ideas y sensibilidad que con dinero. El globo mágico, atractivo, juguetón y acorralado, se multiplica en más y más globos multicolores. A pesar de las luchas y de lo duro de la realidad, la película nos muestra que los sueños y el amor pueden con todo. Quien no la haya visto todavía sentirá que una magia inexpresable le llenará el corazón.
Edgardo Martínez