¿Están los padres informados?
Versión resumida de la publicación de la Organización civil independiente por la transparencia, la integridad y la equidad en las políticas de salud, la asistencia sanitaria y la investigación biomédica.
Peter Gøtzsche, danés, doctor en medicina, Master of Science en Biología y Química, dedica un capítulo entero al TDAH en su recientemente publicado Medicamentos que matan y escribe:
“Tan pronto como se etiqueta a los niños de enfermos, todos se quitan responsabilidades de encima.. hemos decidido como sociedad que es demasiado complicado cambiar nuestros sistemas educativos así que hemos preferido cambiar el cerebro de los niños. Esto es muy cruel… el TDAH no es una explicación sino solo un nombre que le hemos dado a un conjunto de síntomas” “Los medicamentos para el TDAH son estimulantes, y tienen efectos semejantes a las anfetaminas o la cocaína, pudiendo causar manía, psicosis, daño cerebral y muerte”.
“Los estimulantes, de igual modo, pueden producir dependencia y las personas diagnosticadas de TDAH que son tratadas con medicamentos, pueden acabar abusando de la cocaína con más frecuencia que los no tratados. Además, reducen la actividad mental y el comportamiento espontáneo, incluyendo el interés social, con apatía e indiferencia, y muchos niños -en algunos estudios, más de la mitad- acaban desarrollando depresión y comportamientos compulsivos. Elevan la tensión arterial y la frecuencia cardiaca y se han relacionado con muerte súbita en niños sin cardiopatía de base. Son muy frecuentes el insomnio o las cefaleas se dan casos de tics (sobre todo con metilfenidato), trastornos afectivos, alucinaciones, reacciones psicóticas y maniacas”.
Los estudios pre-clínicos informan de desequilibrios hormonales en la pubertad, son frecuentes los síntomas gastrointestinales inespecíficos y se relaciona la medicación con casos de ideación suicida e incluso con iatrogenia en forma de facilitadores de trastorno bipolar.
La Agencia Española del Medicamento ha recomendado realizar un examen cardiovascular y psiquiátrico previo al tratamiento con metilfenidato, además de un seguimiento durante el mismo, monitorizar el peso y altura de los pacientes y, muy importante, evaluar la pertinencia del tratamiento al menos una vez al año. Con respecto a atomoxetina, ha puesto el foco en la seguridad cardiovascular. En la práctica se suelen realizar controles de tensión arterial y frecuencia cardíaca, añadiendo electrocardiograma o consulta en Cardiología en aquellos pacientes con factores de riesgo cardiovascular (sobre todo historia familiar de muerte súbita e historia personal de arritmia congénita o cardiopatía congénita).
¿Cuántos padres conocen estos datos? ¿Cuántos padres habrían aceptado tratar a sus hijos si hubieran tenido una información equilibrada?