Las Inocentes
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Datos técnicos
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Sinopsis
Narra la historia de unas monjas polacas embarazadas tras ser violadas por las tropas rusas tras terminar la II Guerra Mundial. Agosto de 1945.. Mathilde es una joven enfermera enviada por la Cruz Roja para garantizar la repatriación de los prisioneros franceses heridos en la frontera entre Alemania y Polonia. Pero la sorpresa llega cuando descubre que una gran parte de las hermanas del convento están embarazadas por soldados rusos.
Premios
2016: Festival Internacional de Valladolid – Seminci: Premio FIPRESCI
2016: Jerusalem Film Festival: Mejor película
Comencemos por analizar qué significa la leyenda que inicia el film: “Basado en hechos reales”.
Los hechos reales pueden provenir de investigaciones periodísticas o históricas. Pero ¿de cuáles periodistas? Pongamos un ejemplo local, ¿de Carlos Pagni y Jorge Lanata o de Víctor Hugo Morales y Roberto Navarro? ¿De cuáles historiadores? ¿Bartolomé Mitre y Ricardo Levene o Fermín Chávez y José María Rosa? Llegaremos a concluir con Nietszche que no existen los “hechos reales” sino “interpretaciones” de esos hechos. Con el agregado que, a veces, nos queda la duda si esos hechos han ocurrido realmente.
Continuando con esa frase y quiénes son los que avalan la realidad de los hechos vemos a menudo cómo se intentan rectificar ciertos comportamientos históricos. Por ejemplo de qué manera reaccionaron los países nórdicos a los nazis y cuál fue la actitud del catolicismo romano y, por ende, de los católicos polacos en el Holocausto. Ha aparecido en las últimas décadas gran cantidad de literatura y cine rescatando actos heroicos de grupos de noruegos, suecos y daneses que se han enfrentado al nazismo casi como un deseo de lavar las culpas de la mayoría de esos pueblos. Igual sucede con los católicos polacos cuya verdadera acción y dimensión se puede apreciar en el excelente, este sí, documental de Claude Lazmann Shoah: los nazis le dieron a los católicos colaboracionistas con su plena aceptación las propiedades de todos los judíos que eran deportados a los campos de exterminio.
En otro orden, los grandes genocidios que ocasionó la estupidez humana no se tratan de igual forma. Así, el holocausto judío tiene cientos de miles de estudios, documentación, cine, etc., mientras no ocurre igual con el exterminio de nuestros pueblos originarios americanos que lo decuplican en número o el genocidio del pueblo armenio en manos de los turcos que aún un siglo después no ha sido reconocido por todas las naciones. Ello dicho “supuestamente” porque no somos ni periodistas ni historiadores de investigación.
Queda algo por agregar que refiere a la palabra “basada”. O sea que, luego del elusivo hecho real que hemos citado el autor se “basa” en él para crear su ficción ¿Dónde comienza una y acaba la otra? Pensemos que a veces la “gran verdad” que nos conmociona está en los pequeños detalles, en una forma de caminar, en una mirada (estamos en el cine), en un color, en un sonido bajo de 50 ciclos/s o el de la caída de una gota de agua o lluvia (Cortazar, chau gota) y eso ¿es el hecho real o lo creado por el autor?
La directora Anne Fontaine, también fue co-guionista del guión original basado en un diario íntimo (en ese diario la historia es más dura aún pues los rusos violan a 25 de las cuales 20 fueron asesinadas y 5 embarazadas) de Mathilde Beaulieu, miembro de la Cruz Roja Internacional destinada en Polonia. Fontaine siempre trata de dar un tratamiento políticamente incorrecto a sus historias, ma non troppo, sus historias terminan casi siempre de una manera convencional y “amable” para el espectador. No sabemos cuál es la opinión de Fontaine acerca del aborto no punible en la actualidad.
Una historia secundaria es la de Mathilde con Samuel, médico también de la Cruz Roja. Ambos viven sólo el presente pues lo único que poseen con seguridad es el boleto para la próxima guerra.
La película, austera, despojada en lo formal, demasiado sobria quizás pero con un despliegue visual de la talentosa directora de fotografía Caroline Champetier retrata un episodio de la letra pequeña de la historia y en lo argumental no trasciende pues no ahonda en la situación de las monjas ni en la de la enfermera. La película es fría como el bello ambiente de los campos polacos nevados y no alcanza a reflejar debido a su delicadeza el espanto de lo siniestro. La austeridad y la discreción de la filmación morigeran la narración.
La actuaciones de Lou de Laâge (Mathilde) es impecable y la excelente música de Grégorie Hetzel acompaña dramáticamente.
El filme abarca los temas de la maternidad, la espiritualidad y las dudas ante la Fe aunque esencialmente es un canto a la sensibilidad de la mujer para seguir adelante, a su vitalidad, a la maternidad portadora de vida. Después del Holocausto, cualquier acto de afirmación de vivir parecía contradecir las evidencias de un mundo testigo de lo inimaginable.
El epílogo puede ser una concesión, incluso por lo escrito en la carta de María a Mathilde en la que aquella preanuncia que se vienen tiempos aún peores ¿? de soportar (debido a la ocupación soviética).
por Ruben Cusati