Paterson
Por Rubén Cusati
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Ficha técnica
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Sinopsis
- 2016: Festival de Cannes: Sección oficial largometrajes a concurso
- 2016: Premios David di Donatello: Nominada a Mejor film extranjero
- 2016: Críticos de Los Angeles: Mejor actor (Adam Driver)
- 2016: Premios Gotham: Nominada a mejor película, guión y actor (Adam Driver)
Paterson es la última película del Festival de Cannes 2016 que analizaremos. Si bien no ha ganado premios ha sido una de las mejores y, sin duda, la mejor del ícono del cine independiente en USA, el rebelde Jim Jarmusch.
En el festival, que ha dejado grandes filmes, se presentaron con obras fallidas directores famosos que han obtenido premios en Cannes en años anteriores: Pedro Almodóvar, Woody Allen, Bruno Dumont, los hermanos Dardenne, Xavier Dolan, etc. Nos preguntamos luego de ver Café Society cuál será la razón por la que WAllen continúe filmando anualmente sin agregar nada a su demasiada extensa producción.
Una anécdota que define el cine de Jarmusch sucedió cuando era un joven estudiante y le presentó su primer guión a su maestro, Nicholas Ray que lo desaprobó porque carecía de acción. Jarmusch lo reescribió aún con menos acontecimientos. Ray entonces lo aprobó y felicitó por su obstinada independencia.
Jarmusch ha declarado que nada es original y aconseja robar de cualquier lado con tal de que impulse la imaginación seleccionando sólo cosas que hablen directamente al alma. Si se hace eso, el trabajo (y robo) será auténtico. La autenticidad es incalculable en cambio la originalidad es inexistente. Siempre recuerda lo que dijo Jean-Luc Godard: “No es de donde sacas las cosas, es en donde las pones”. Y esto vale también para los avances científicos.
El músico es una de las profesiones más cómodas de trabajar para un guionista, la música brinda múltiples posibilidades expresivas y Jarmusch la ha usado bastanete con anterioridad. Con el cine pasa igual, por eso tantas películas con el tema “cine dentro del cine”. En cambio, hay profesiones que no van tan de la mano para escribir un guión. Por ejemplo, el dibujo o la poesía. Y es esta última tan difícil la que elige Jarmusch saliendo airoso del desafío. Su protagonista escribe versos, es un poeta amateur.
Paterson es el nombre de la ciudad (y del protagonista), en New Jersey, hoy en decadencia, pero un lugar histórico de poetas y escritores desde William Carlos Williams a Allen Ginsberg. Paterson es un conductor de autobús, ex marine como el mismo Adam Driver en la vida real, y poeta que nunca ha publicado, que ama su rutina sencilla, porque en las pequeñas variaciones de esa monotonía surge la poesía y la belleza. Anota sus versos en un cuaderno.
Aunque el espectador viva en una sociedad que necesita acción y actividad, ver Paterson es un oasis de paz y tranquilidad, de ternura y de bonhomía. Ese espectador ansioso para que ocurra algo, nosotros, espera que en cada escena pase algo, Jarmusch lo frustra una y otra vez: no pasa nada.
Paterson sólo se cruza con numerosos gemelos y escribe poemas encontrando su inspiración en lo cotidiano: en las charlas que mantiene con su mujer Laura, en los trayectos en el bus por las calles de su ciudad, en las conversaciones que oye de los pasajeros, en la caja de fósforos de la cocina, en los encuentros casuales mientras pasea a su perro, en las visitas a su pub habitual donde acude luego del trabajo a tomar su cerveza de todos los días, con el ritmo lento de sus caminatas que conmueven por sus detalles sutiles.
Paterson nos demuestra que nuestra propia rutina puede resultar poética. Cada día, Paterson sigue una simple rutina: Hace su ruta diaria, observando la ciudad a través de su parabrisas y oyendo fragmentos de conversaciones fugaces a su alrededor que traduce en poesía.
Su humano optimismo, su acuerdo feliz con la vida, no puede dejar de conmovernos; él evita la queja y el pesimismo a la que somos tan afectos. Tiene un humor sano, simple y no cae en la tristeza ni en el pesimismo. Jarmusch siempre ha admirado a autores japoneses y Paterson posee ese acuerdo con la vida que lo rodea que es típicamente oriental. Rechaza la tecnología pero lo hace sin arrogancia.
Es un filme poético sin proponérselo; humorístico sin apelar al chiste procaz; sensible sin golpes bajos. Paterson es inocente, relajada y de una extraña belleza, minimalista, amable y sorprendentemente sencilla que ofrece un placer al verla para que terminemos con una sonrisa. Y Adam Driver el mejor actor para el personaje.
El encuentro con varios gemelos Jarmusch lo utiliza como una auto referencia que relaciona los temas y personajes de Paterson con sus películas anteriores, por ejemplo la reaparición de Nagase Masatoshi, el actor protagonista de uno de los segmentos de ‘Mistery Train‘ (1989); o la caja de fósforos como motivo recurrente en la línea de ‘Los límites del control‘ (2009), etc. Nos dice así que los creadores repiten sus temas con leves variaciones, mellizos iguales pero distintos. Y si no, pensemos en lo escaso de las obsesiones de Borges, nuestro mejor escritor.
Laura, la esposa de Paterson, vive en sus círculos pop en blanco y negro que aplica a todo lo que la rodea, incluso a los dulces que hornea en su casa y lo alienta permanentemente para que publique sus poemas sin dejar de lado sus proyectos insólitos como llegar a ser una cantante de música country. Paterson ama a Laura y ella lo ama a él. Él apoya sus nuevas ambiciones; ella ensalza su don para la poesía.
Jarmusch se ha caracterizado como un cineasta minimalista y sus películas son de ritmo tranquilo, con pocas peripecias. No hay gran progreso en la trama y se centra más en el desarrollo de la atmósfera y los personajes.
Ante la desazón a la que invita la oscuridad de nuestro tiempo esta película que observa el mundo desde la poesía, se transforma en una obra profundamente subversiva, un soplo de esperanza. Contra la cultura del odio, la ternura de despertar abrazado a la mujer amada. Contra el exitismo y la épica del dinero y del Poder opone la modestia de entender la creación artística como una labor simple, íntima y cotidiana.