“Nunca entendí como a pesar de tener cautivos e insalubremente quietos a los niños, durante tantas horas diarias, varios días a la semana, no pueda la escuela hacerse cargo de los “deberes o tareas”. En la mayoría de los casos, este recurso multiplica los conflictos entre padres e hijos y se falta el respeto al derecho al tiempo libre, al juego o simplemente al descanso necesario. Ni hablar de los niños que deben ayudar en otras tareas del hogar o los que tienen doble escolaridad”.

Así comienza un interesante artículo en el que se pone sobre el tapete un clásico problema que puede observarse cotidianamente en cualquier familia con niños, niñas o adolescentes. Artículo de la doctora Mirta Guelman publicado el 9.05.2016 en rosario3.com

En otras partes del mundo.

El 26 de marzo, la Federación de Consejos de Padres de Alumnos de Francia (FCPE), cuestionó el “trabajo forzoso al que son obligados, fuera del horario lectivo, sus hijos”. Decidieron convocar a una “huelga de deberes” por dos semanas. Como suele ocurrir en cualquier país, “el Ministerio de Educación”, alejado de las vivencias áulicas y hogareñas, despreció la cuestión.

La asociación de padres y madres de alumnos en España:“CEAPA”, redactó un comunicado para apoyar a sus pares franceses. Ellos también integran: la Confederación Europea de Padres y Madres de la Escuela Pública (CEPEP). En uno de los puntos proponen: “que todos los centros educativos oferten programas y “planes de acompañamiento educativo” en primaria, y en secundaria, de manera que al término de la jornada escolar los alumnos con más dificultades se queden un tiempo limitado en la escuela, para recibir clases de apoyo en las materias que lleven más atrasadas”.

La revista Time -quizás la más popular e influyente de los Estados Unidos- le dedicó también una carátula al tema. Con el título “El mito de la tarea escolar”, Time presenta un extenso informe en el que se destacan varias conclusiones derivadas de una exhaustiva revisión del máximo especialista en tareas de ese país, Harris Cooper, profesor de la Universidad de Duke. Entre ellas, se observa que:

1. Las tareas no mejoran significativamente el desempeño académico de los niños en la escuela primaria.

2. Demasiadas tareas resultan contraproducentes. En el análisis de Cooper realizado entre docenas de estudiantes encontraron que los niños que no hacen tantas tareas en escuelas medias y superiores resultan mejores calificados en pruebas estandarizadas. Es evidente que las tareas indisponen a los niños contra las escuelas. Y, por supuesto, contra sus profesores.

3. Cada vez son más los escolares que manifiestan síntomas de stress asociados a la presión que les genera la excesiva cantidad de horas y el esfuerzo que les demandan las tareas escolares que tienen que realizar una vez que regresan a sus casas. Algunas de sus consecuencias obligarían a los Ministerios de Educación a realizar una investigación sobre este fenómeno que parece estar generando serios conflictos psicológicos en los niñxs.

Como señala el mencionado informe: “Lo cierto es que parece haber profesores empeñados en pensar que los padres de familia no tienen más ocupaciones que estar ‘clavados al lado de los chicos”. Y agrega en un apartado: “Toda la noche, hasta entonces, la dedicamos a la tarea y a discutir sobre ella (o a reñir, mejor dicho); ella estaba cansada y aburrida. No podía memorizar las palabras. No tenían para ella ningún significado. Y a mí tampoco me importaba.”

Por su parte, en Colombia, en un artículo del diario El Tiempo de Bogotá se señala que “los maestros que más presión ejercen, suelen ser los de matemáticas que parecen empecinados en torturar a sus estudiantes con extensas ejercitaciones que deben realizar por fuera del horario escolar”. Al respecto, la nota agrega que especialistas en el tema advierten a las autoridades escolares de ese país que los ejercicios por la fuerza, descontando todo tipo de motivación de parte del estudiante, no favorece los aprendizajes. Por el contrario, los efectos psicológicos negativos que produce la presión de las tareas escolares suele ser un obstáculo para los mismos, toda vez que muchos se sienten literalmente acosados -cuando no asustados- por sus profesores.

Ahondando en el tema, Etta Kralovec, educadora, profesora en la Universidad de Arizona y autora del libro The End of Homework, observa por su parte que a quienes promueven la idea de finalizar la jornada escolar con el envío de trabajo para la casa solo parece interesarles la puntualidad, la disciplina y la adquisición de conocimientos por ejercitación.

En el mismo sentido Juan Pundik, desde España, señala que la insistencia con la que algunos docentes indican y controlan diariamente el cumplimiento de los “deberes para la casa” solo promueve que los estudiantes aprendan a ser sumisos y obedientes.

Ante esta circunstancia, agrega que estas prácticas escolares dirigidas a producir individuos disciplinados dispuestos a obedecer sumisamente todo lo que se les indica, debieran ser reemplazadas por otras que promuevan el interés, la curiosidad, la creatividad, y el desarrollo de las habilidades singulares de niñas, niños y jóvenes en pleno proceso de constitución subjetiva.

En Argentina

Mirta Guelman de Javkin sugiere que los ejercicios y tareas requeridas para afianzar determinados aprendizajes se podría aplicar fácilmente en las cada vez más frecuentes y clásicas “horas libres”, particularmente desperdiciadas en secundarias públicas y privadas.

Las tareas, advierte, a veces son tan extensas que afectan el cumplimiento de actividades extra escolares, algunas vitales, agregando que la escuela argentina todavía no se hace cargo.
Desde la misma perspectiva, advierte también que en el cumplimiento de las tareas, se marcan diferencias importantes entre padres con más o menos, recursos educativos.

“Todavía recuerdo”, señala Mirta Guelman,“los llamados telefónicos en la primaria de mis hijos, entre quienes tenían familiares capaces de resolver deberes vinculados a sus

trabajos o profesiones, algunos incluso difíciles para los propios adultos, que también carecían de habilidades didácticas. Según el día, la sobrecarga caía en unos u otros, aunque formábamos una especie de equipo mutualizado”.

En la actualidad, esto es casi impensable, puesto que los padres llegan agotados y con umbrales de tolerancias hundidos por problemáticas cotidianas.
La mayoría de los chicos resuelven el tema, encendiendo la compu, buscando soluciones pero como es obvio, la inmensa oferta de atractivos extras, suele afectar el intento de hacer la tarea. Además, que valor tiene bucear datos para cumplir, copiando o plagiando (pocos reconocen su ilegalidad), luego pegar o imprimir y llevar a la escuela algo, que en demasiadas oportunidades, nadie lee.

Evidentemente el tema demanda un intercambio de ideas desde diferentes ángulos y por supuesto un acuerdo entre adultos que necesitan aprender más.

 A modo de cierre

Resulta oportuno retomar a Juan Pundik, quien nos recuerda que, afortunadamente, la Organización de las Naciones Unidas, está llevando a cabo los estudios necesarios para eliminar por completo las tareas escolares de todos los sistemas educativos de sus países miembros. Las investigaciones demuestran que el estudiante que deja de hacer tarea en su casa recupera su alegría por el estudio y su deseo de aprender.

 

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